Sin dar vueltas:
"Era el invierno mas riguroso que habia llegado a esas altas montañas en muchisimo tiempo. La tierra parecia concreto y nadie creeria que esos esqueletos enmarañados de varios metros de altura y cubiertos con un grueso manto de hielo, podian ser los mismo arboles que meses atras deslumbraban a quien los veia, con cientos de tonos de vivo verdor.
El paisaje aquel dia era helado. Desde la distancia solo se podia ver un gran desierto blanco, nada mas. En las praderas la nieve que caia, no tenia tiempo de asentarse, se volvia hielo tan pronto como tocaba el suelo. Las casas del pueblo, todas con sus puertas y ventanas bien cerradas, resguardaban a sus habitantes, para los que las brazas de las chimeneas, no alcanzaban para calentarse, ni estando en frente de ellas.
Las calles estaban desoladas y el silencio era desesperante; ni una voz, ni un chasquido, nisiquiera el soplar del viento. Simplemente la crueldad de los copos de nieve, cayendo sin prisa, como si estuvieran seguros de que habian llegado para quedarse.
En medio de este surrealista panorama, caminaba un hombre joven, cubierto por un abrigo de un profundo color negro, que de poco le serviria ante la inclemencia de semejante frio. Se le veia cansado y su mirada era tragicamente triste, aun asi su marcha era segura y determinada.
Nadie lo vio mientras recorria las calles del pueblo; nadie sabia quien era, ni por que estaba ahi. Nadie conocia su historia. Esta quedaria impresa en las huellas que sus zapatos dejaban tras de si, sobre la nieve sucia y que eran rapidamente cubiertas por los abundantes copos de nieve que el cielo dejaba caer, casi intencionalmente, como pretendiendo ser un perfecto asesino, que no deja rastro de su victima.
Despues de varias horas de haber entrado al pueblo y de haber caminado en silencio, sintiendo como sus huesos se congelaban y su cuerpo convulsionaba vigorosamente para mantener el calor, encontro lo que buscaba. Al final de la calle sobre la que estaba parado, habia una casa grande con una puerta principal de analogo tamaño y de un color rojo encendido. La casa tenia un amplio jardin; en este las flores permanecian intactas, como en la mejor de las primaveras, indiferentes al frio, inmarchitables, inquebrantables, casi inmortales.
El joven, haciendo uso de lo ultimo que su cuerpo podia entregar, se dirigio hacia el portal rojo, apretando cada vez mas el paso, mientras empuñaba y desempuñaba sus blancas y descubiertas manos, quiza para desentumecerlas, quiza para calmar los nervios.
Una vez estuvo en frente de la casa, camino cruzando la verja e ignorando las flores, toco la puerta con fuerza utilizando su encalambrada mano derecha. Escucho ruidos acercandose desde adentro, se alejo un paso de la puerta y espero a que abrieran, mientras a la vez intentaba mantener la calma, para evitar hacer evidente la ansiedad que invadia su cuerpo.
Cuando abrieron la puerta el levanto su rostro y con lagrimas congeladas sobre sus mejillas, se abalanzo sobre el hombre que le abrio y pronuncio: "ne me quitte pas", suspiro y dejo caer su peso en los brazos de su interlocutor. Este aun no reincorporado de la conmocion que le habia ocasionado el encuentro, vio como la vida se escapaba del cuerpo del joven, en la expresion de su palido y frio rostro. Observo las heladas gotas que salian de sus ojos y el color azul en sus labios, y sabiendo que no habia nada mas que hacer, lo sostuvo con fuerza entre sus brazos y quebro el silencio del pueblo con el mas triste e inconsolable llanto, mientras se desplomaban juntos sobre el suelo."
Un beso.
Ciao.
El joven, haciendo uso de lo ultimo que su cuerpo podia entregar, se dirigio hacia el portal rojo, apretando cada vez mas el paso, mientras empuñaba y desempuñaba sus blancas y descubiertas manos, quiza para desentumecerlas, quiza para calmar los nervios.
Una vez estuvo en frente de la casa, camino cruzando la verja e ignorando las flores, toco la puerta con fuerza utilizando su encalambrada mano derecha. Escucho ruidos acercandose desde adentro, se alejo un paso de la puerta y espero a que abrieran, mientras a la vez intentaba mantener la calma, para evitar hacer evidente la ansiedad que invadia su cuerpo.
Cuando abrieron la puerta el levanto su rostro y con lagrimas congeladas sobre sus mejillas, se abalanzo sobre el hombre que le abrio y pronuncio: "ne me quitte pas", suspiro y dejo caer su peso en los brazos de su interlocutor. Este aun no reincorporado de la conmocion que le habia ocasionado el encuentro, vio como la vida se escapaba del cuerpo del joven, en la expresion de su palido y frio rostro. Observo las heladas gotas que salian de sus ojos y el color azul en sus labios, y sabiendo que no habia nada mas que hacer, lo sostuvo con fuerza entre sus brazos y quebro el silencio del pueblo con el mas triste e inconsolable llanto, mientras se desplomaban juntos sobre el suelo."
Un beso.
Ciao.
